¡¡¡Menudos chapuzones!!!. El cercano paso del río
Torío invitaba todos los veranos a darse unos baños para refrescarnos
y hacer más llevadero el intenso calor de los veranos en nuestras
tierras. Por todos los bañistas del pueblo eran superconocidos el Pozo
de Boinas y el Pozo de la Pontonica.
El Pozo de Boinas era el más apropiado para
iniciarse en el nado, ya que por sus condiciones no era tan profundo y
tenía como pequeños pozos adjuntos que permitían hacer los primeros
lances teniendo la seguridad de poder llegar a la otra orilla; además
dicho pozo disponía de una zona, de piedras y arena en su rasera de
salida, que para tomar el sol era muy recogida. También tenía en el
centro una pequeña roca saliente desde la cual los más osados y osadas
se lanzaban de cabeza. También recordamos los paseos con el inmenso
flotador de la cámara de la rueda de un camión, nos subíamos
saltábamos nos dábamos cada costillazo de cuidado, pero nos lo
pasábamos de maravilla, lo pero era pisar por las piedras descalzos.
Después del baño nos comíamos la merienda y volvíamos tan frescos
para el pueblo.
El pozo por excelencia para el baño era el de la Pontonica,
allí los más hábiles en la actividad de nadar se lo
pasaban de vicio.
Dadas sus condiciones como el estar rodeado de rocas y estar
sobresaliendo éstas como en una especie de paseo al lado del río y que
además en su costado se encuentra un pozo bastante profundo, todo ello
permitía realizar todo tipo de habilidades con saltos, acrobacias,
juegos, ........ Recordamos los saltos desde una gran palera que había,
allí había una gran rama que sobresalía por encima del pozo invitando
a realizar saltos desde esa altura bien de pie o de cabeza ( algunos
menudos barrigazos..........salían con la barriga y tórax enrojecidos
......pero allá que volvían a intentarlo de nuevo hasta mejorar el
estilo). También recordamos como algunos asiduos como Nicolas, Carlos
(el de María),...... para poder aprovechar mejor la carrera sobre la
roca y así realizar un mejor salto en altura, para poder tener una
mejor penetración de cabeza en el agua, discurrieron cavar tapines y
colocarlos encima de la roca para así pisar descalzos y además de no
hacerse daño en la planta del pie también evitabas posible torceduras,
esguinces,....; la verdad que eran impresionantes los saltos, a veces
colocaban a uno en posición de pídola o salto de la mula y allá iban
a toda carrera y con un fuerte impulso de piernas saltaban por encima
sin rozarle cayendo de cabeza y dando un chapuzón genial. Además todo
alrededor del citado pozo eran prados segados, lo que aprovechaban
muchas familias, y la juventud para llevarse la comida y pasar allí
todo el día, sobre todo la gente de la ciudad de León.
Tanto en un pozo como en otro los más hábiles en la
artimaña de la captura de truchas a mano, solían aprovechar el hecho
de estar dándose
un baño y en esos buceos a pulmón no era raro ver a
algunos salir con una o dos truchas, claro eran otros tiempos donde en
todo nuestro río Torío abundaba este preciado y precioso animal.
En la actualidad, debido a la contaminación del río y
a que disponemos de una piscina municipal muy próxima a Naredo, son muy
pocos los que deciden darse un baño en las aguas del río; esperemos
que la contaminación sea más controlada y que nuestro río se recupere
tanto piscícolamente como higiénicamente.